Se detendrán tus ojos en el extraño pecho. Esférico, perfecto. En la blanca piel, tan de nácar y alabastro. En los ángeles, con sus inquietantes forma
Se detendrán tus ojos en el extraño pecho. Esférico, perfecto. En la blanca piel, tan de nácar y alabastro. En los ángeles, con sus inquietantes forma